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Regreso a Japón 2019 - Día 1: vuelo directo a Japón y recorriendo Asakusa

Un largo viaje a Japón

22 de Marzo de 2019

     Ya hemos vuelto de nuestro viaje de 15 días por nuestro querido Japón y, aunque hemos ido compartiendo nuestro día a día a través de nuestras cuentas de Instagram, Facebook y Twitter, además de en la aplicación Polarsteps (un gran descubrimiento que recomendamos utilizar en tus viajes), queremos compartir en este post un pequeño resumen de lo que ha sido el viaje. ¿Preparado?, pues vamos allá con el primer día de viaje.

♦ Día 1: Vuelo directo de Madrid a Tokio

Y es que hemos vuelto a repetir viaje con Iberia, aunque esta vez habíamos comprado los billetes a través de la web de Japan Airlines (JAL). Un aviso para quienes estén pensando hacer lo mismo es que si adquieres tus billetes a través de JAL, al ser un vuelo en código compartido (es decir, que lo compras con una compañía pero el vuelo está operado por otra, Iberia en este caso) no te permiten reservar asiento, ni pagando, hasta 2 días antes de la salida del vuelo. Esto en un vuelo tan largo, y si vas acompañado, puede ser un problema.

Pero volviendo a lo que nos interesa, tras un primer vuelo para hacer escala en Madrid tuve que esperar al que iba a ser mi compañero de viaje en este ocasión, Algogoku. Para quienes no lo conozcan, Algogoku tuvo uno de los blogs pioneros sobre Japón en España. Con este son ya 8 viajes a Japón los que lleva a sus espaldas, en los que ha recorrido infinidad de sitios a lo largo y ancho del país, así que estaba de suerte por poder compartir la experiencia con alguien a quien le apasiona tanto Japón.

Tras reunirnos en el aeropuerto de Madrid, pusimos rumbo a la puerta de embarque de nuestro vuelo directo a Tokio, con la suerte de que pudimos sentarnos bastante cerca en el avión. Al contrario que en el viaje de 2018 (del que puedes seguir las crónicas, fotos y vídeos a través de este enlace), el avión iba completamente lleno, o al menos no alcancé a ver más de un par de huecos libres en la parte final del avión. Esto dice mucho de la popularidad de la que está gozando Japón en los últimos años, y es que aunque Iberia ha ampliado sus vuelos semanales están yendo todos prácticamente llenos.

El vuelo en sí fue bastante tranquilo, aunque a cambio de la comodidad de un vuelo sin escalas tienes que afrontar 14 horas seguidas metido en un avión. Como soy una persona a la que le cuesta mucho dormir en los aviones, me dediqué a ver películas una tras otra, aunque seleccionando bien ya que iban a ser las mismas películas que tendría disponibles en el vuelo de regreso a casa. En cuanto a la comida, esta vez no tuve la sensación de pasar tanta hambre como el año pasado, aunque sigo viendo un problema, y es que la primera comida la sirven muy pronto y la última poco antes de aterrizar, dándote únicamente un micro sándwich a medio vuelo. Aparte de eso, en la parte posterior del avión suelen dejar algunos paquetes de galletas y frutos secos. Yo de todos modos fui preparado y me llevé algo de picoteo por lo que pudiera pasar.

Casi al comienzo del vuelo te dan también los formularios de inmigración y aduanas que debes rellenar para entregarlos en el aeropuerto a tu llegada, y como es algo que ya explicamos en vídeo, aquí te dejo el enlace por si te interesa saber cómo rellenarlo. Y tras unas cuantas horas de vuelo, finalmente llegamos al aeropuerto de Narita, donde pasamos los pertinentes controles y recogimos tanto nuestro Pocket Wifi (que puedes alquilar aquí mismo) como los JR Pass (que también puedes comprar a través de nuestra web aquí). Si te interesa conocer más en profundidad los procedimientos que se siguen al aterrizar en el aeropuerto de Narita (o en cualquier otro de Japón) y los medios disponibles de transporte hasta Tokio, consulta este completo artículo que publicamos hace un tiempo.

Oficina de QL en la Terminal 2 de Narita donde recogimos el Pocket Wifi

Aprovechando que activamos el JR Pass ese mismo día, cogimos el Narita Express hasta la estación de Tokio y de allí el metro hasta Akihabara, donde pasaríamos por las oficinas de Ninja Exchange para cambiar nuestro dinero por yenes. Si tienes dudas sobre cómo cambiar tu dinero en Japón, o la manera de sacarlo y pagar con tarjeta allí, échale un vistazo a este artículo sobre el tema.

Ya con algunos yenes en el bolsillo, nos acercamos al Yodobashi que hay justo al lado de la oficina de cambio y tuvimos un primer contacto con el mundillo friki en la planta de videojuegos y juguetes en general, además de tumbarnos unos minutos en esos maravillosos (y a veces torturadores) sillones de masaje de 400.000 ¥. A los dependientes no les gusta mucho que los turistas vayan a probarlos, y eso quedó patente cuando el que me ayudó a activarlo me puso un modo del sillón que me hizo ver las estrellas.

Lo siguiente que hicimos fue ir a comer algo, y habían dos opciones: un buen ramen o un platazo de curry del Coco Ichibanya. Y como el tema del ramen es algo que íbamos a tener la oportunidad de probar muchas veces durante el viaje, nos decantamos por el curry. Aquello nos supo a gloria, y es que cuando llevas un año sin probar algo que te gusta tanto parece que te sabe muchísimo mejor cuando lo vuelves a comer.

Saciada el hambre, nos acercamos a la zona de Ueno para dar un pequeño paseo y de allí fuimos andando hasta nuestro primer alojamiento en Tokio, el Red Planet Tokyo Asakusa. Este hotel está ubicado en medio de todo lo que hay que ver en Asakusa, aunque una pega es que no tienes cerca ninguna estación JR, aunque sí algunas estaciones de metro privadas de Tokio. Quitando eso, el hotel estaba bastante bien, cumpliendo en limpieza, comodidad y tamaño. Cogimos una habitación en las plantas altas con unas vistas a la Tokyo Skytree espectaculares.

Tras descansar un rato del largo viaje, nos dimos un paseo por Asakusa cuando comenzaba a atardecer, y es que nos apetecía ver la iluminación nocturna del Senso-ji, un clásico en el primer día de mis viajes a Japón. Esta vez noté que había bastante más gente a esas horas que en años anteriores, aunque según avanza la noche comienza a despejarse y te da la oportunidad de disfrutarlo con más tranquilidad.

Algo nuevo que hicimos en esta ocasión fue subir al pequeño mirador que hay en el edificio de la oficina de atención al turista de Asakusa. Es gratuito y te permite ver el Senso-ji y Nakamise dori desde las alturas.

Y como dijimos antes, el ramen es algo que ibamos a probar más veces durante el viaje, así que no nos esperamos mucho y probamos el primer tazón de la temporada esa misma noche. Pudimos probarlo en el restaurante Ippudo de Asakusa, local cercano al hotel con una bonita decoración y un buen ramen.

Tras quedarnos a gusto con ese ansiado ramen, pusimos rumbo al hotel para un merecido descanso después de 30 horas de viaje sin pegar ojo y, aunque Algogoku no pudo dormir mucho por el jetlag, yo caí rendido a los pocos minutos y dormí del tirón hasta la mañana siguiente.

 

CONTINÚA LA CRÓNICA EN EL DÍA 2

 

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